La consultora en recursos humanos TOWER WATSON hizo un sondeo a más de 32,000 trabajadores en el ámbito empresarial en 29 países, para medir el nivel de compromiso de los empleados y de los factores que contribuyen al compromiso, como: LA CONFIANZA EN LA DIRECCIÓN Y EN EL INTERÉS QUE SE PERCIBE EN ESTA POR EL BIENESTAR DE SUS COLABORADORES. La conclusión general fue:

• Solo un 33% está comprometido con su trabajo.
• El 43% se sienten INDIFERENTES o están activamente DESCONECTADOS.
• El 24% restante se siente SIN APOYO.

Gary Hamel llama a estos resultados “La Vergüenza del Management”.

Entonces nos cuestionamos ¿Por qué las personas trabajan tan duro para poder escaparse a realizar un viaje, como llevar a sus hijos a Disney World? ¿Por qué los videojuegos y las redes sociales son más populares que el trabajo, a tal punto que ha llevado a empresas a bloquear su acceso en las oficinas? ¿Por qué muchos trabajadores se pasan soñando su retiro o planeando su jubilación, con el único objetivo de no trabajar más?

La respuesta es más que obvia, aunque no aplica para todos los lugares, empresas u organizaciones, se ha convertido al lugar de trabajo en un lugar frustrante, triste y aburrido, en que las personas solo hacen lo que les dicen y las vigilan, con muy pocas oportunidades de participar en la toma de decisiones o aportar su creatividad, dar su opinión o aprovechar y desarrollar sus talentos, a menos que tenga las palancas internas que se lo permitan.

Como resultado natural y humano de ello, gravitan hacia la constante búsqueda de nuevos horizontes dónde logren tener algún control sobre sus vidas o ser reconocidos.

Nuestra conclusión en esta reflexión es que llegó la hora de evolucionar, de transformar la cultura corporativa, empresarial u organizacional, y llevarla a otro nivel de conciencia, donde las personas puedan SER, y logren encontrar un lugar en el cual puedan alinear sus objetivos personales a los de la organización y desarrollar un verdadero PROPÓSITO Y SENTIDO a lo que hacen, es decir, TRASCENDER, dejando esa huella, que no es más que un llamado al ser humano desde su ADN, desde nuestra propia evolución.