Esta situación que estamos viviendo por la pandemia, nos ha causado un desequilibrio emocional que nos dispara las emociones negativas y la manera de gestionarlas. La primera emoción es el miedo o el temor, las cuales provocan los mismos síntomas, pero son muy diferentes, ya que el miedo es real, porque tenemos una amenaza como la actual, y el temor es inventado, es esa híper reflexión de la mente como pensamiento negativo que tanto daño nos produce.

Realicemos un análisis muy sencillo a estas emociones bajo la actual la pandemia, el encierro y las limitaciones que estamos viviendo. Nuestra respuesta mediata o inmediata ante la amenaza puede ser racional, irracional, distorsionada y hasta exagerada, apareciendo pensamientos que provocan una sensación en el cuerpo, la cual puede llegar a producir un efecto biológico negativo y enfermarnos. Sin embargo, preguntas recurrentes cómo ¿Me enfermaré? ¿Y si enfermo y contagio a mi familia? ¿Perderé mi trabajo? ¿Sobrevivirá mi empresa o la empresa para la cual trabajo? ¿Qué haré si me quedo sin los ahorros, podré enfrentar las deudas y mis responsabilidades familiares? ¿Cómo puedo reinventarme? ¿Y si esto se prolonga demasiado, qué es lo peor que podría pasar? Y así una serie de preguntas, que muchas de ellas no tienen respuesta real, solo perceptiva. El problema profundo de la percepción es que se convierte en una creencia, limitante sí, pero creencia al fin, y decidimos en razón a lo que creemos, por eso nos complicamos.

Lo primero que debemos hacer es aprender a PARAR, en forma consciente, es decir, estar despiertos y enfocados, entender todo lo que realmente nos sucede en nuestros entorno personal y familiar, haciendo un plan de acción. También es válido tener un plan B con acciones definidas. Un exceso de información inexacta eleva las dudas y nuestra confusión, los pensamientos negativos son recurrentes, creamos escenarios fatalistas, aparece la sensación de impotencia que paraliza, esperando soluciones mágicas o imposibles. Si no analizamos la realidad, lo que nos produce son reacciones disfuncionales.

En cambio, si consultamos fuentes confiables, construimos opciones, tomando decisiones asertivas, logramos reducir los efectos que la propia pandemia nos produce, gestionando la incertidumbre con amigos y familiares con criterio. Creando un ambiente de análisis realista y planes de acción sencillos, pero efectivos, nos hace sentir bien, útiles y sobretodo vivos, con oportunidades de futuro cercano, esto es lograr gestionar reacciones funcionales.

Desde las empresas o bien desde un programa como este, Switch Emocional, se logra proporcionar un efectivo apoyo psicológico como parte del salario emocional y brindar toda la información fidedigna, teniendo como objetivo, el cuidado de nuestros colaboradores o familiares y amigos con un buen efecto cascada.

Esta pandemia ha desnudado un efecto que globaliza el miedo, evidenciando lo frágiles que somos como especie humana y también, la mala gestión emocional en situaciones negativas, incluyendo el manejo de la incertidumbre. Este problema se hace mayor debido al aumento de la pobreza material que trae hambre, la cada vez más común corrupción a todo nivel, la ignorancia por falta de educación adecuada y la excesiva manipulación emocional a través del miedo que nos engaña, nos paraliza y nos distrae. Pero nos quedan herramientas para poder sobrevivir adecuadamente esta época oscura, y son, generar esperanza a través de ser personas solidarias, crear confianza a través de la verdad y el ejemplo, prepararnos y preparar educando a otros, y sobretodo actuar, trabajando muy duro en construir un mundo mejor y solidario.