Haz un ejercicio de procurar identificar algún logro personal, muy relevante y que no haya dependido de la relación con otras personas. Creo en una premisa y es que somos lo que somos gracias a nuestras relaciones interpersonales, gracias a los demás. Si tienes metas trascendentes, esas que dejan huella en la organización a la que perteneces, comienza a evaluar de quién o de quiénes dependes para alcanzarlas.

Si diriges como líder a un equipo, ¿ya eres consciente de que sus miembros hacen las cosas mejor cuando se sienten inspirados por el trato especial que reciben, que conlleva a un reconocimiento y no solo por sus conocimientos técnicos o el poder de una posición? Aquí parte el principio de que todas las personas ¡sienten!.”Por muy lejos que la voluntad llegue, nunca irá más lejos que el corazón y la pasión”. La manera con la que se trata a los integrantes de un equipo de trabajo, realizándose con sentido humano genuino, podría elevar enormemente la productividad, a esto le llamamos bienestar organizacional.

¿Sienten tus colaboradores que son reconocidos por sus logros? Si tu interés es enriquecer al equipo y además es genuino, constante e incondicional, lograrás cambiar todas las dinámicas internas, que los llevarán a formar un equipo de alto rendimiento. Lograrán en conjunto  desarrollar confianza, lo que abrirá la puerta del desarrollo personal y colectivo, con madurez, perspectiva del logro y con solidaridad de equipo compartirán el fracaso.

Esto no se logra con discursos motivacionales, ni con el paternalismo, ni tolerancia a la mediocridad: todo lo contrario. Se logra buscando los puntos  claves de encuentro colectivo, con orientación a los resultados cuidando el total cumplimiento del proceso para conseguirlos. Implica alta capacidad de influencia, como liderazgo potenciador y hasta de exigencia individual y colectiva, como sucede en el deporte de alto rendimiento.

Cuanto más se construye una relación genuinamente, más simple es el lenguaje y menor el tiempo requerido para el intercambio de argumentos. Un gesto de lenguaje no verbal alcanza y hasta dice más. Hazlo simple: «Piensa profundamente y como un experto, pero comunícate con el lenguaje de la gente» La sencillez acorta los procesos y la retórica; alarga la comprensión y las relaciones que si generan valor.

Cada vez que compartes con compañeros de trabajo, familiares, clientes y colaboradores, dejas en ellos una huella. Si se repite la experiencia, ellos la recordarán por la forma en que se sintieron y sus emociones fluirán en formas alineada con estas experiencias pasadas, pero pueden suceder en forma positiva o negativa, según sucedió o fue percibida dicha experiencia. ¿Tomas conciencia que lo que dices y haces tiene poder? Lo que significa que durante las interacciones, todo lo que haces, aunque sea en silencio, suma o resta.

Esas mismas personas son la principal fuente para optimizar lo que he llamado la CLAVE, esas relaciones interpersonales que generan valor, aportan valor o que son en sí mismas relaciones de valor. Esto sucederá si se permite el reconocimiento al logro y se asume la responsabilidad individual y colectiva al error. Atrévete a preguntarles: “¿Qué más puedo hacer, mejorar o dejar de hacer para ser un mejor líder que potencie a cada integrante de este equipo?

El objetivo del liderazgo es influencia, es conexión emocional genuina, es escucha activa, para entender, como principal herramienta de la comunicación, cuyo origen es del latín communicatio (-ōnis), de dónde deriva del verbo latino communicāre que significa ‘compartir’.

Sí logramos compartirnos, tal y como somos, obtendremos resultados positivos y de alto impacto o bien destructivos y dolorosos, es lineal al comportamiento del líder.

Todos deseamos trascender en esta vida, dejar una huella, aspiramos a crecer, desarrollarnos integralmente y a hacer crecer a otros. La clave son las relaciones interpersonales, en pareja, en familia y en nuestras organizaciones, lo que explica claramente lo que ya has logrado hasta hoy. Reconócete y reconoce en otros con admiración, provoca que siempre exista un claro propósito y un sentido que impregne de satisfacción a quienes te rodean.